El salteño estacionó su moto número 47 en el Centro de Convenciones, que actúa como campamento en esta ciudad del norte argentino, y se fundió en un abrazo con su padres Norberto e Isis y sus hermanos Luciano y Agostina.

"Nunca había competido en el mismo día de mi cumpleaños y la emoción que despierta el Dakar es algo increíble, y toda la gente saludándome en las calles me hicieron pasar una jornada increíble", dijo Benavides en diálogo con EFE.

"El regreso a Salta fue muchísimo más de lo que me imaginaba. Con muchísima gente con carteles por todos lados que me felicitaban por mi cumpleaños. No hay forma de agradecer tanto cariño", dijo el salteño.

"Uno carga energía y fuerza para lo que viene. Ahora me toca descansar pero antes iré a casa a comer un asado y recibir un poco de cariño que también es necesario. Tiene que ser todo tranquilo porque la idea es descansar porque todavía queda mucho Dakar", sostuvo el piloto de Honda que marcha quinto en la general.

Tanto su padre Norberto como su madre Isis se mostraron feliz de tener a su hijo en casa y se maravillaron con la repercusión de la actuación de su hijo, que es licenciado en administración de empresas por la Universidad Católica de Salta y con un diez en su tesis final.

"Su vida es la moto, pero todo lo hace de forma muy responsable. Como hijo es un sol, es tan humilde y cariñoso... además tiene un corazón enorme y se merece todo lo que le está pasando", contó su mamá.

"Yo tenía mucho miedo de que corriera el Dakar pero en los últimos dos años ha madurado muchísimo y verlo correr de esta forma es un orgullo. Es mucho más que todo lo que imaginé como papá", completó Norberto.

Así pasó el día de su cumpleaños Kevin Benavides, que antes de partir a su casa recibió la felicitación del vicepresidente de Honda, el japonés Shuhei Nakamoto.